Estaba sentado en una silla de la clase de Estudio y un perro con un hueso se subió a la mesa. Entonces el perro tiró el vaso y el agua se derramó y se formó una piscina. De pronto un sombrero traspasó la puerta y un hombre sin cabeza con un lápiz me pintó la cara.
¿Te atreves a hacer tú una?
Muy bien, si señor.
ResponderEliminarPero te recuerdo que no terminaste nuestra historia... bueno es igual, pero sigue escribiendo que me lo paso genial.