viernes, 8 de julio de 2011

La vaca y la oruga



LA VACA Y LA ORUGA

            Un día una vaca y una oruga estaban en el campo. De pronto se desató un gran vendaval y entonces la vaca salió volando y la oruga se quedó en la hierba comiendo una hoja.
¿Queréis saber por qué fue la vaca la que salió volando y no la oruga?
¿Sería una vaca voladora?
Pues… ¡no! Lo que ocurre es que la vaca era de goma.
¿Sabéis dónde aterrizó la vaca? Pues en China. Allí había un chino que se desmayó cuando la vaca aterrizó delante de sus narices.

8 comentarios:

  1. Jua,Jua ¡que chino más cobarde!

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  2. Si yo veo una vaca volando igual tambien me desmayo.

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  3. Hola soy la oruga y quiero aclarar que en realidad la vaca se tiro a posta encima del pobre chino.

    Vacas como esta son las que nos dan mal prensa a las comedoras de hierva.

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  4. P.D. las orugas escribimos hierba o hierva indistintamente. somos así.

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  5. No me aclaro yo.
    ¿quien es la dichosa oruguita?

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  6. Oruguita Calleja, identifíquese!!! Jajaja!!!

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  7. Ya se quien es.
    Es mi primo Antonio.

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  8. tengo otro cuento del blog de 5




    EL MAESTRO SUFI
    El Maestro sufi contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma...
     
    - Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado...
    - Pido perdón por eso. – Se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico durazno.
    - Gracias maestro.- respondió halagado el discípulo
    - Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites?
    - Sí. Muchas gracias – dijo el discípulo.
    - ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?...
    - Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro...
    - No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte...
    - Permíteme que te lo mastique antes de dártelo...
    - No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! Se quejó, sorprendido el discípulo.
     
    El maestro hizo una pausa y dijo:
    - Si yo les explicara el sentido de cada cuento... sería como darles a comer una fruta masticada

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